Blog destinado a comentar y dar a conocer la Flora y Fauna desde Los Montes de Toledo donde resido, hasta, a través de viajes y excursiones, cualquier rincón de España y del Mundo. Con cabida para cualquier entrada relacionada con el Medio Natural.


lunes, 12 de abril de 2010

"Garganta de las Lanchas: Testigo de Otro Tiempo"



2 de Abril de 2.010





Situado en el Término municipal de Robledo del Mazo (Toledo), este maravilloso paraje, perdido en el tiempo, como su vegetación relicta indica, hasta hace poco también lo estaba geográficamente, pues poca gente conocía su existencia. Ahora, con la creación de la microrreserva de flora, y las estrategias de desarrollo rural, es bastante más conocido, como hemos podido comprobar este viernes santo, con una afluencia excesiva de gente.





Tras atravesar un pinar, con peligrosos e inflamables restos de podas secos en el suelo, que nada hace presagiar la maravilla que nos espera, llegamos al inicio de la Microrreserva "Garganta de las Lanchas".






Helecho real (Osmunda regalis)


Nada más empezar la senda de la microrreserva comenzamos a ver los primeros loros (Prunus lusitanica) jalonando el arroyo, así como los aún por desarrollar helechos reales (Osmunda regalis) y el primer salto de agua semioculto entre la vegetación.




Ascendemos por el tramo más encrespado de la ruta, lo suficiente para quedarme sorprendido viendo abuelitas caminando por el mismo, y llegamos al segundo salto de agua, con una pocita de agua despejada que torna las vistas un tanto idílicas. Aquí se quedó bastante de la gente que vimos a lo largo del día.



La senda continua por un precioso robledal de Quercus pyrenaica, un agradable paseo festoneado de narcisos, romuleas, y algún amarillo ranúnculo.











De arriba a abajo: Nacissus rupicola, Ranunculus ssp. y Romulea bulbocodium.



Más loros, madroños (Arbutus unedo), acebos (Ilex aquifolium), fresnos (Fraxinus angustifolia), y tejos (Taxus baccata) van acompañando el recorrido del arroyo de Las Lanchas, con algunos ejemplares que se adivinan de importante tamaño.







Y al final llegamos al tercer salto de agua, y aunque la senda continua a traves del robledal decidimos comer en las soleadas laderas pedregosas que las rodean.




Al regresar comprobamos que la afluencia de gente en los dos primeros saltos de agua está lejos de remitir.


Tejos, Acebos, Helechos reales, abedules... Todos ellos pertenecen a un tipo de vegetación acantonada en algunos barrancos montetoledanos, reminiscencia de épocas más húmedas, de cuando las glaciaciones obligaron a "emigrar" a estas especies al sur huyendo de los rigores del frio. El Loro, sin embargo, tiene un origen anterior, en la época Terciaria, cuando existía una vegetación semitropical como la que aún existe en las Islas Canarias, la laurisilva.



A continuación algunas fotos de la vegetación típica del la microrreserva...




Helecho común (Polypodium ¿interfectum?)




Tejo (Taxus baccata) probablente milenario.


Abajo detalle de sus hojas.









Loro (Prunus lusitanica).



Abajo importante ejemplar, tumbado pero aún vivo.





Abajo: Tejo y Loro, dos árboles testigos del pasado en perfecta comunión.





Paradójicamente, la creación de la microrreserva puede jugar en contra de su conservación, pues la aglomeración de gente, atraída por la belleza de sus saltos de agua, puede resultar dañina para su valiosa vegetación. Familias con niños corriendo a sus anchas, en un lugar peligroso además de frágil, arrojando piedras (incluyendo algunos adultos), llegando al punto de tener que dar toques de atención a unos chavales, entretenidos en romper ramas de brezo, por supuesto con desconocimiento de unos padres ocupados en cosas más importantes que controlar a sus hijos en un lugar peligroso y resbaladizo. Padres e hijos incapaces de diferenciar entre brezo, acebos, loros o tejos, e inconscientes del valor de esta flora arrinconada en este maravilloso barranco.






De algún modo habría que controlar las visitas a la microrreserva, quizás mediante una persona que además de controlar si el número de gente es excesivo o no, pueda aleccionar a los visitantes sobre los valores de la misma, dejando claro que deben ser totalmente respetuosos con el medio. Esto al menos en días en los que sea previsible afluencia de público (yo, en anteriores visitas, no encontré el paraje tan concurrido). Es cierto que hay un Cartel informativo, pero una persona conseguiría inculcar mejor el valor del paraje además de dar la sensación de que el paraje está vigilado. También hay a una especie de caseta cuyo fin no veo claro y una “adecuación” de los primeros metros de senda, con unos postes y una soga, tal mal anclados, que muchos están en el suelo y más vale no asirse a los que aún están en pie, pues no dudo en que no servirían para evitar una caída. Vamos, una chapuza.



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan Carlos, me encanta el blog, interesante, superagradable de leer y cómo no? FOTAZAS para quitarse el sombrero! Una vez más, enhorabuena por este proyecto y a seguir enseñándonos cosas.

J.E.